Ayer vino a vernos Amador.
Amador, cooperante sin igual, ha pasado los últimos ocho meses de su vida en Guinea Ecuatorial. El hecho de pasar una temporada tan larga en África en un lugar donde no conoces a nadie inicialmente, donde te dejan a la brava y bajo el amparo de una Fundación que aunque te protege de alguna manera no puede vivir cada uno de tus momentos, no deja de ser un evento destinado sólo a los valientes. Valiente es la palabra que lo define. Volvió con una sonrisa eterna. Cierto es que inicialmente en una entrevista a su llegada, Amador me dio su impresión de su estancia. Lo malo, que también lo ha habido, fruto de la inexperiencia en el país, de las dificultades propias de Guinea, los malos entendidos secundarios a las diferencias culturales y la sensación ocasional de soledad que poco a poco con el paso del tiempo y con el dominio del espacio y el tiempo fue superándose. La sensación a veces de que los que están al otro lado del mediterraneo no pueden entender cada uno de tus momentos, y eso, os lo digo, es totalmente cierto, pues Amador no sólo fue a cooperar, fue a vivir, a enriquecerse como persona, a sufrir también y finalmente a disfrutar, pues sin su presencia allí dificilmente el proyecto huebiera sido el éxito que está siendo.
A día de hoy ya hemos parado las matrículas del año que viene pues las aulas están repletas.
Y allí empieza lo bueno, ese niño que no conocía los colores, las vocales, las sílabas y que ahora es capaz de leer, de escribir, de comportarse, de tener unas mínimas normas de conducta... osea, de sentir normalidad, de tener oportunidades.
Cierto es que el camino realizado por Amador no ha sido fácil, es más, posiblemente la mayoría de nosotros en algún momento de desesperación tras sufrir algún que otro hurto, o de sentirse estafado por alguna autoridad o bien al tener que pagar alguna multa del coche que muy bien no entiendes porqué te la están tramitando o miles de anécdotas que sólo su retina recuerda,..., en cualquiera de estos momentos hubieramos cogido un avión de vuelta y nos hubieramos desplazado al calor seguro de nuestro hogar.
Pero Amador no lo hizo, y aunque sé conscientemente que en multitud de ocasiones se lo llegó a plantear, también quiero reconocer el valor que representa perdurar en el empeño porque sabes que tu labor no sólo es importante, posiblemente ha sido determinante.
Al final de cada camino vivido, las dificultades te hacen más fuerte, mejor persona, más claro en tus convicciones, más maduro en tus decisiones. Así vi a Amador ayer tras llevar unos días ya con nosotros y haber podido reflexionar en lo que ha sido su experiencia.
Yo sé que volverá el año que viene, él también lo sabe, pues encontró allí una familia, unos amigos de verdad al final del camino, una suma de sonrisas eternas a su persona que en el fondo somos todos nosotros.
En definitiva él es Okume, nos ha representado y nos representa, como cada uno de los desplazados en cada uno de los lugares donde trabajamos.
Cada vez que veamos un niño en las fotos de Guinea con un libro, con una oportunidad... debemos acordarnos de quien fue determinante en su desarrollo, de quien es el valiente cooperante.
Jere jef Amador
Salut i Força
Jordi Seuba
Jere Jef Amador...leer este escrito es gratificante para el alma.
ResponderEliminar:-))
Gracias Amador por tu dedicación desinteresada.
ResponderEliminarEnhorabuena por el reto conseguido, me quito el sombrero.¡Chapó!
:)
ResponderEliminaruna suma de sonrisas eternas....:)..:)..:)
ResponderEliminarMuchísimas gracias Amador, por tus ganas, tu valor, tu paciencia y sobretodo, tu ilusión.
ResponderEliminarEres un gran pilar para este proyecto y dejarás huella en Okume y en cada uno de esos niños y niñas guineanos que han podido tener educación e infancia con sonrisas.
Gracias!!
Muchas gracias Amador !!!!, personas como tú hacen posible que otros muchos nos emocionemos.
ResponderEliminarAnimos y adelante .... !!!!